Estas elecciones de medio término se dan en un contexto de gran ofensiva de la derecha neoliberal y con la intervención directa de Trump.
En una economía en recesión, con el poder adquisitivo que se ha desplomado gracias a la intervención estatal a favor del capital y en desmedro de las trabajadoras y trabajadores. La inestabilidad económica, la bicicleta con el dólar, el endeudamiento permanente y el condicionamiento externo se presentan como racionalidad, responsabilidad de gobierno y madurez política.
En las elecciones nacionales de la Provincia de Buenos Aires, se logró la mejor elección de medio término en veinte años, con una diferencia a favor de LLA de 29.000 votos, según el escrutinio definitivo (Sin sumar Cuneo y Randazzo).
La derecha fue unificada y compacta. La alianza entre La Libertad Avanza y el PRO ha supuesto una transferencia casi total del electorado del PRO hacia Milei. Hubo una fuerte paridad entre LLA y Fuerza Patria en la provincia en los comicios nacionales.
De hecho antes de la elección se esperaba el ingreso de 14 a 15 diputados de FP, fueron 16.
En tanto, el 7 de septiembre se logró que la mayoría de los consejos deliberantes de 108 municipios fueran de Fuerza Patria.
Sin embargo, Milei no ha podido ampliar su núcleo de votantes. A menos de dos años, ya queda lejos su 55% de la segunda vuelta de las presidenciales del año 2023; o el 53,9% que sumaron LLA y Juntos por el Cambio en las legislativas del año 2023.
En este contexto, la gobernabilidad alcanzada, de la mano de Macri y Trump, es bastante frágil. Basada en el miedo, carece de solidez y propuestas concretas para las mayorías.
La vida cotidiana exige respuestas, la historia argentina demuestra que ningún miedo supera la voluntad del pueblo cuando encuentra un cauce que le haga recuperar el amor propio y la confianza en su propia fuerza. Se requiere un esfuerzo consciente y militante que organice las luchas y las ponga en las calles para resistir las reformas que vienen.