Ahora a cumplir con el mandato popular
Para poder mensurar la importancia de la recuperación electoral del Frente de Todos es necesario analizar el contexto en que se produjeron las elecciones generales, en particular desde las PASO a esta parte. Tras el resultado del 12 de septiembre los yanquis olieron sangre y lanzaron una batería de acciones en diferentes andariveles configurando un virulento escenario de desestabilización contra el gobierno nacional. Bajo ese asedio llegamos al domingo 14 de noviembre. No hace falta conceptualizar demasiado sobre “vencedores y vencidos”: las caras de los principales referentes políticos y mediáticos de la derecha dieron cuenta de que, de mínima, se les alteraron los planes. El mismo día de la elección Macri llegó a anunciar que (a partir del 15N) había que garantizar una transición pacífica y ordenada. Habrá que creer, decía el poeta.
Volvemos al principio. Tras las PASO, arremetieron con una corrida devaluatoria utilizando al dólar ilegal para forzar una modificación brusca en el tipo de cambio. Empujaron una corrida inflacionaria, en particular sobre los precios de los alimentos, buscando frustrar los intentos oficiales por recuperar los ingresos populares. El FMI endureció sus posiciones en la negociación con nuestro país, al tiempo que el designado embajador de los Estados Unidos decía que “Argentina es un lindo bus turístico al que no le andan las ruedas”. Apelaron a la izquierda trotskista para generar un clima de “zozobra permanente” en los accesos a la Ciudad de Buenos Aires, con todo el complejo multimediático dándoles aire en transmisión simultánea. Regaron con sangre las pantallas de televisión haciendo una utilización obscena de los hechos de inseguridad, con eje en el conurbano bonaerense.
Además, no cejaron en el intento por romper el Frente de Todos, lo que allanaría el camino de retorno al neoliberalismo. Obviamente fue Cristina el blanco de los ataques, por ser precisamente quien más ha trabajado por la constitución y continuidad del FdT sin traicionar los objetivos que le dieron origen en 2019. No sólo pegaron desde el campamento del enemigo, sino que fueron (y son) permanentes los amagues de algunos sectores de la coalición gobernante (popes de la CGT, gobernadores, etc.) que buscan “blindar” a Alberto de quien lo ungió al frente del gobierno y sigue siendo la fuente determinante del respaldo popular. Afortunadamente, en las principales cabezas del FdT persiste la conciencia de la necesidad de preservar la unidad, lo que no soslaya la heterogeneidad de posiciones e intereses.
La remontada electoral, en particular en el conurbano bonaerense, permitió conservar las primeras minorías en ambas Cámaras del Parlamento, además de alcanzar la mayoría en el Senado de la provincia de Buenos Aires. En las siguientes páginas de NP abordamos con más detalle ésta cuestión. No obstante, es importante observar que una parte del votante propio no fue a votar, y otra parte votó a la “izquierda” subsidiaria del imperialismo. El enemigo buscaba una derrota fulminante del FdT, que lo corriera del 2023. No lo lograron. Sin embargo, sólo si tomamos las medidas necesarias que reconstruyan las condiciones materiales de las mayorías y que empujen una redistribución del ingreso (o sea cumplir con el mandato popular del 2019) podremos tener perspectiva de continuidad. Esto significa, entre otras cosas, no pagarle al FMI con el hambre del pueblo. No hay tiempo que perder, ni concesiones que hacer. Estas elecciones dejaron en claro que nadie tiene un cheque en blanco.